Comentario
Utilizar diferentes lenguajes era también una posibilidad de encontrar la modernidad de la arquitectura en su confrontación con la metrópoli, embriagándose con la multitud de sugestiones y símbolos allí depositados o rechazándola para huir hacia un retiro de meditación que permitiera comprender la gran ciudad, a la que Wright (1867-1959) definía como una irrazonable ratonera de monstruosas dimensiones. Poner orden y dar forma al caos parecía un objetivo común, aunque los instrumentos y los lenguajes utilizados fueran completamente distintos.Wright, discípulo de los grandes arquitectos de la Escuela de Chicago, como Louis Sullivan o Henry H. Richardson, tuvo una enorme influencia en casi todos los grupos de vanguardia europeos. Sin embargo, se trata de una influencia entendida en términos formales, compositivos y espaciales, sin asumir el contenido ideológico que parecía haberlos hecho posibles.La modernidad de su lenguaje arquitectónico procedía de una suma de metáforas y símbolos, en los que la historia y la naturaleza constituían los argumentos decisivos de su idea del proyecto y de la arquitectura. Motivo por el cual sus edificios nunca participaron de las preocupaciones racionalistas y funcionalistas de los arquitectos europeos. Era la imagen, la forma, de la arquitectura la que podía ser manipulada para confirmar la modernidad de las relaciones entre arquitectura y máquina entre arte e industria. Un lenguaje nuevo que, sin embargo, había nacido de presupuestos antagónicos con los de los movimientos europeos. Porque Wright incorpora esos temas para someterlos a la arquitectura, no para buscar un acuerdo, un entendimiento. Utiliza la máquina y la técnica para hacer verosímil su coloquio con la naturaleza, tratando de integrar el progreso técnico en el mito del retorno a la tierra, buscando un equilibrio antiurbano que permitiese aprovechar las ventajas del desarrollo tecnológico en el campo, en la naturaleza.En 1901, en "Arte y oficio de la máquina", ya enfrentaba con claridad el problema, señalando que la máquina no supone la pérdida de la libertad del individuo, sino que éste debe instrumentalizarla al servicio de la comunidad. Una comunidad que, para Wright, debía ser esencialmente agrícola y democrática, recuperando los viejos mitos norteamericanos de los pioneros. Será, precisamente, esa ideología agraria la que actúe como sustrato de su idea de la arquitectura y de la ciudad.De la máquina y de la técnica no acepta todas las consecuencias, en especial las que afectan a la estandarización de la construcción o del diseño. Una normatividad que él identificaba también con el clasicismo y con el racionalismo. Su antihistoricismo es, por otra parte, genuinamente americano y antieuropeo. De ahí, por ejemplo, que no tuviera inconveniente en utilizar fragmentos y elementos de las culturas precolombinas en sus edificios.Después de su formación en la Escuela de Chicago, comenzó su carrera individual atendiendo, sobre todo, a la construcción de residencias unifamiliares en Oak Park, en las afueras de Chicago. Es la época de las Prairie Houses, en las que pone a punto su idea de una integración entre arquitectura, individuo y naturaleza, a través de una relación que él llamaba orgánica. Una época que duró hasta 1910 y que, con posterioridad, en 1930, él resumía como el período en el que definió toda una nueva concepción del proyecto arquitectónico, atendiendo básicamente a conseguir un espacio abstracto y continuo, armonizado con la naturaleza, extendiendo y acentuando los planos paralelos al suelo, sirviéndose de los materiales como excusa para organizar la estructura del edificio, levantando la construcción sobre un basamento de resonancias clasicistas, poniendo en práctica una nueva valoración de las ventanas, que ya no son sólo huecos en el muro, sino un elemento compositivo y espacial. Los materiales empleados tienen también una función compositiva y ornamental en su propia presencia, así como los elementos industriales y tecnológicos que se integran en el edificio para dar forma a una arquitectura orgánica.Entre los ejemplos más conocidos de estas casas de la pradera en Oak Park (Chicago) cabe recordar la Casa Fricke (1901), o la célebre Casa Robie (1909), en la que se ponen en práctica casi todos los principios defendidos por Wright sobre la destrucción de la caja arquitectónica, sobre la simplicidad formal, sobre la integración entre arquitectura y naturaleza, sobre los volúmenes descompuestos en planos y articulados asimétricamente. Una arquitectura que también es exaltación simbólica del carácter antiurbano e individual de la ideología agraria de su arquitectura.Durante los años de las Prairie Houses, cuando Wright se enfrenta con edificios en la metrópoli no los hace partícipe del entorno. Un entorno que ya no es natural y que, por tanto, no le permite hacer elocuente la arquitectura, sino muda, interiorizada, ensimismada, como ocurre, por ejemplo, con esa fortaleza de muros opacos que es su Larkin Building (1904) o la Unity Church de Oak Park 1904).Los edificios de esta época tendrían una influencia notable en la arquitectura neoplástica europea y el primer racionalismo alemán. J. J. P. Oud llegaría a afirmar, en 1926, que "la influencia de este genio dominó las vanguardias". Mientras tanto, Wright considera cerrada esa experiencia y medita sobre su actividad: es el momento de su viaje a Europa y de sus largas estancias en Japón, donde construye el Hotel Imperial en Tokyo (1922), tan elogiado por Sullivan.El mismo Oud señaló, sin embargo, una diferencia sustancial entre Wright y la vanguardia europea: "No obstante lo que en Wright era exuberancia plástica, sensual abundancia, ha pasado a ser en el cubismo abstinencia espiritual y ascetismo puritano; la suntuosidad que convenía a la high-life americana se vio reprimida en Europa en favor de una abstracción surgida de otros ideales".Wright siempre rechazó, por su parte, el racionalismo funcionalista europeo. Es más, cuando éste parecía consolidar incluso un estilo, durante los años 20 y 30, nuestro arquitecto había iniciado la singular experiencia de Ocotillo Camp, en el desierto de Arizona, rodeado de fieles incondicionales que admiraban al maestro. Son los años en los que, además, aceptó la cultura del vidrio, de origen expresionista y racionalista, en su arquitectura, llegando a afirmar, en 1930, que "las sombras eran las pinceladas del antiguo arquitecto, dejemos que los modernos trabajen hoy con luz, luz difusa, luz reflejada, luz por sí misma, sombras gratuitas. Es la Máquina lo que imprime un carácter moderno a estas raras nuevas oportunidades en el vidrio".A pesar de todo, el mito del desierto de Arizona parecía más poderoso a ojos de Wright. La conquista de un territorio impoluto se convertía en tarea preferente para la arquitectura: Usonia, la Nueva América, la utopía de Wright, necesitaba ser construida. Las Usonian Houses y la utopía de su Broadacre City -la ciudad de los amplios espacios- llenarán su actividad en los años siguientes. Precisamente será en su proyecto ideal de Broadacre City en el que planteará su alternativa al rascacielos racionalista con su St. Mark's Tower (1929), luego definitivamente construida en 1956 en la Price Tower, en Oklahoma.El proyecto de Broadacre City fue definitivamente expuesto en 1935, la época de mayor madurez de Wright, la época de una de sus obras más célebres, la Casa Kaufmann o Casa de la Cascada, construida en Bearn Run (Pennsylvania), en 1936. Una casa alejada tanto del racionalismo como de las formulaciones del reciente Estilo Internacional, símbolo afortunado de su poética de la arquitectura orgánica. Se trata de un edificio, con una poderosa imagen expresiva, con volúmenes y planos volados, que más que diluirse en la naturaleza parece someterla a la arquitectura.Por otra parte, Broadacre City constituye el legado y la crítica más rigurosa de Wright al racionalismo: los amplios espacios naturales se apropian del desarrollo tecnológico e industrial para hacer verosímil su utopía, la de su arquitectura y la de su ideología antiúrbana, negando así la metrópoli y su presencia histórica.